jueves, 17 de junio de 2010

¿Es un capricho? ¿Es una necesidad? ¿Es constancia? ¿Es lealtad? ¿Es tenacidad? ¿Es terquedad? ¿Es intransigencia? ¿Es obstinación? ¿Cómo se llama eso que sentimos y que no se va ni con el tiempo? ¿Es amor? ¿Es una manía? ¿Es ceguera? ¿Qué es? ¿O es obsesión?
Es muy fácil confundir amor con obsesión, pero no son lo mismo. El amor está en todo el cuerpo, la obsesión solo está en tu cabeza. Te encierra en tu burbuja, te aísla, te adormece.
Cuando no hay amor aparece la obsesión, para aturdirnos, para hacernos creer que sentimos algo cuando en realidad no sentimos nada, porque estamos vacíos, vacíos de amor.
El amor saca lo mejor de uno, y la obsesión lo peor.
A veces podemos parecer valientes, arriesgados, y en realidad lo que nos empuja es estar ciegos, obsesionados.
Por la obsesión se puede hacer cualquier cosa, se puede lastimar tanto…
Porque la obsesión al fin y al cabo es un medio para llegar a ningún lado, o para llegar demasiado lejos.
Trampas en nuestra cabeza, y ahí vamos inocentes entregando nuestro cuerpo, creyendo que ese camino nos llevará hacia el amor justificando los medios por ese fin. Y en nombre del amor, matamos al amor.
Por eso las obsesiones son tan peligrosas, porque es un lugar del que nunca se vuelve.
Sufrir en silencio es un grito desesperado, un grito mudo que ensordece. El vacío se vuelve innombrable porque solo nombrar eso que nos falta nos parte el corazón al medio.
Es como eso que no queres contar para que no se pinche, crees que el solo hecho de nombrarlo puede arruinar todo. ¿Lo existe en silencio deja de existir si lo ponemos en palabras?
Palabras obvias que no hace falta decir o tal vez justamente por obvias hay que decirlas.
Lo viste mil veces, sabes que pasa, pero hasta no ponerle palabras no es real.

¿Los cuentos nos hacen dormir o nos despiertan? Todo depende de qué cuento nos contemos. Si te contas un cuento feliz tenes una historia feliz, si te contas un cuento triste tenes una historia triste.
Cuando te crees el cuento que te contaron es muy difícil imaginar otro cuento ¿no? Uno se cree la historia que más le conviene.
Uno elige que cuento creer, pero no elige quién nos cuenta cada cuento. Lo triste es darse cuenta que el cuento que más te gusta es solo eso, un cuento.
En Hansel y Gretel el padre de ellos ¿Es bueno? ¿Es malo? Depende de quien lo lea.
Los cuentos para dormir son lindos, son como una caricia que llenan de lindos sueños. Pero cuando esos cuentos te mienten y te cuentan una historia que no es, no son lindos, no son una caricia, son cuentos para no despertar.

Cuando te preguntas por qué y no tenes respuesta no hay paz, te sentís caer al vacío, no hay pregunta que duela más que ‘por qué’. Y necesitamos entender eso que nos inquiera, nos perturba, nos genera ansiedad.
No entender nos enmudece. Habrá que aceptar lo que no tiene explicación, eso que ocurre sin que sepamos por qué. Ese absurdo que amarga nuestra existencia, eso que nos deja en soledad preguntándonos una y otra vez por qué, por qué. Ese sin sentido que vuelve nuestra vida irreal, ese por qué que necesita una respuesta urgente, esos por qué que desesperan. Cuando lo absurdo es tan absurdo ya nada importa.
Quizá se trata de aceptar que en la vida hay cosas que no tienen explicación… o sí.
Cuando queres que alguien te mire no importa ninguna otra mirada, vos queres esa mirada y ninguna más.
Pedimos a gritos desesperadamente que abran sus ojos y nos miren, que nos vean, que vean nuestro dolor y nos comprendan.
Hacemos enormes esfuerzos para no necesitar de nadie, para no necesitar de una mirada para existir. Pero somos esclavos de esa mirada, la necesitamos, como al aire. Hacemos cualquier cosa por atraer esa mirada, intentamos ponernos en el campo visual del otro, quisiéramos tener un reflector que nos ilumine, quisiéramos brillar para ser mirados.
Lo curioso es que los ojos que más nos obsesionan son los que no nos pueden mirar. Pero la mejor mirada no es la que se nos niega, sino esa mirada que no vemos, la que ignoramos distraídamente.
Esa mirada inesperada, fuera de todo calculo, esa mirada que nos ve cuando no nos sentimos mirados y por lo tanto nos mostramos mejor. Una mirada capaz de atravesar la máscara y ver lo que hay detrás.
Es imposible que nos mire a una mirada vacía, vaciada. Pero lo queramos o no somos esclavos de esa mirada porque todos somos luces apagadas que solo se encienden cuando alguien nos mira.
Para mí todo funciona por la confianza. La gente sigue las indicaciones de un medico porque confía en la ciencia y en ese médico. La gente vive y duerme tranquila en su casa porque confía en el arquitecto que la hizo. La gente se sube a un avión porque confía en los ingenieros que lo hicieron y en el piloto que lo maneja.
Cualquier proyecto de dos o más personas se basa en la confianza que tenemos en los demás.
El amor se basa en la confianza. Todo es una cuestión de confianza.
Todos somos desconfiados, por naturaleza, es nuestra manera de protegernos. Hay que ser suave para ganarte la confianza de alguien, suave y paciente.
La confianza se hace de a dos. Es tan difícil construir la confianza y es tan fácil perderla.
Vivimos viendo sin ver. ¿Por qué nos cuesta tanto ver de verdad? Ver lo que es tan evidente. Somos curiosos, queremos ver, ver todo ¿Pero estamos preparados para ver de verdad lo que hay para ver?
Todo lo que tenemos que ver está ahí, siempre está ahí a la vista, lo importante nunca está oculto, solo se trata de querer verlo.
Cuando queremos podemos ver con los ojos, con la nuca, con el alma, ver hasta lo invisible.
Ver, verte, verme ¿podes verme, puedo verte? Estoy acá, estás ahí, si queres podes verme, solo tenes que querer. Estás vivo y solo debes despertar ¿Podes? ¿Queres?
A veces vas por la vida creyendo que estás despierto y de pronto pasa algo inesperado, algo que te sacude, algo que te despierta.
¿Hay algo capaz de despertarnos del sueño más profundo que es dormir despiertos? Es paradójico, pero creo que no hay mejor despertador que un sueño.
Cuando sos chico tenes algo muy claro, tu juguete preferido es tuyo, si ves que alguien lo quiere sin dudarlo decís “es mío”. Defendes con uñas y dientes lo tuyo, tu juguete, tu lugar, tu novia, pero siempre aparece alguien que viene a disputártelo. Puede ser otra persona o incluso el recuerdo de otra persona, donde había dos ahora hay tres y ya estás en una competencia.
La competencia tiene mala prensa, creemos que ser competitivos es un defecto, nunca una virtud ¿pero no es cuando no tenemos competencia cuando dejamos de crecer?
El problema de la competencia, creo yo, es la falsa creencia de que para que alguien gane otro tiene que perder, para que alguien exista otro tiene que desaparecer.
Olvidarte que nada es tuyo y que todo lo podes perder te puede dormir, se necesita un buen sueño para despertarse.
Se necesita un buen competidor para mantenerse despiertos y crecer. No hace falta que otro pierda, la verdadera competencia es cuando todos de alguna manera ganan algo.
No hay garantía de que el sueño vaya a cumplirse, eso te hace esforzarte para ser mejor, para que elegirse sea algo de cada día. De lo que si hay garantía es que si aspiras a ser mejor no hay manera de que no lo seas.
Solo llora quien se ahoga en recuerdos leí en un libro, llorar es un defecto, una debilidad. ¿Entonces por qué lloro? ¿En qué recuerdos me estoy ahogando?
Siento que lloro por recuerdos que no recuerdo, como si hubiera un mundo que alguna vez fue mi mundo. A veces escucho una palabra, o veo una cara y tengo una sensación rara, como si esa cara o es palabra me llevaran a otro lugar, a otro tiempo.
Es como si en mi alma hubiera un gran muro que encierra otro mundo, otra Valeria, otra historia por descubrir, y eso me da miedo. Me da miedo abrir esa compuerta, me da miedo lo que pueda encontrar del otro lado del muro.
Los recuerdos no se pueden matar, ni tampoco esconder, solo se pueden olvidar. ¿Pero cómo olvidarme de algo que ni siquiera recuerdo?
Eso siento, como si me hubiera olvidado de quien soy realmente, como si viviera en una mentira, como si no fuera quien creo que soy.
Uno anda feliz por la vida creyendo saber quién es, y de pronto una llave, una simple llave te abre la puerta a un mundo desconocido.
Solo sabiendo quien fuiste podes saber quién sos. ¿Es posible que uno haya sido alguien distinto sin recordarlo? ¿Es posible ser alguien distinto al que crees que sos?
Los recuerdos son como la historia, la escriben los que ganan ¿Qué recuerdos ganaron en mi historia? ¿Quién escribió mi historia?
Es muy importante saber quién sos. Y yo sé muy bien quien soy.

Hoy amanecí con el deseo firme de continuar,
nunca tuve tantas ganas de entregarme hasta el final
el temor se ha ido y descubrí el amor en ti
Y antes de perder de vista mi camino, quiero mirarte un poco y soñar que el destino es junto a ti mi amor.
Aléjate de mi y hazlo pronto antes de que te mienta. Tu cielo se hace gris, yo ya camino bajo la tormenta; Aléjate de mi, escapa, ya no devo verte. Entiende que aunque pida que te vayas, no quiero perderte.
Y aléjate de mi, amor, yo se que aun estás a tiempo. No soy quien en verdad parezco y perdón no soy quien crees, YO NO CAÍ DEL CIELO.